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Breves aspectos toxicológicos de los incendios
La inhalación de humo es la principal causa de muerte en los incendios. El humo contiene numerosas sustancias tóxicas que son generadas durante el proceso de combustión.
El humo es una mezcla compleja; el aire caliente, las partículas sólidas y líquidas en suspensión y los gases tóxicos que contiene lo hacen extremadamente peligroso para la salud de las personas y el medio ambiente.
Los gases tóxicos que se liberan en un incendio dependen, en gran medida, del tipo de material químico o sustancia que se esté quemando y pueden ser clasificados, en gran medida como agentes irritantes respiratorios y agentes tóxicos.
En los agentes tóxicos destaca el monóxido de carbono, pero también se pueden encontrar cianuro y sulfuro de hidrógeno. Dentro de los agentes irritantes podemos encontrar ácido clorhídrico, oxido de nitrógenos, dióxido de carbono y amoníaco, entre muchas otras sustancias.
El monóxido de carbono se libera en los incendios de maderas, celulosa y PVC entre otros materiales. El cianuro se libera en la combustión de de nylon, plásticos y resinas. Ambos agentes tóxicos pueden ocasionar los importantes daños a la salud si se encuentran en concentraciones elevadas.
Riesgos a la salud de las personas
En personas sanas el humo suele irritar las vías respiratorias (tos, secreción nasal e irritación de garganta) y los ojos (conjuntivitis, lagrimeo), además de generar otras molestias como mareos y dolor de cabeza.
Es importante destacar que el humo suele empeorar los síntomas de aquellas personas que padecen problemas respiratorios preexistentes, como asma bronquial o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en cuyo caso estos pacientes pueden experimentar dificultad para respirar, tos, sensación de opresión en el pecho y silbidos al respirar. Asimismo, los niños, las embarazadas y los ancianos son grupos de riesgo y deben extremarse las medidas de precaución.
Si usted o su familia estuvo expuesto al humo de un incendio y no tiene síntomas puede permanecer en su domicilio y debe consultar en un centro de atención médica en caso de:
– Conjuntivitis o sensación de arena en el ojo
– Tos persistente
– Ronquera
– Dificultad para respirar
– Silbidos al respirar
– Mareos, vómitos, debilidad
– Compromiso del estado de conciencia
Recomendaciones básicas y medidas de prevención
– Frente al humo de un incendio, cierre puertas y ventanas para impedir que el humo ingrese a su domicilio.
– Use una mascarilla o coloque un paño húmedo sobre su nariz y boca, esta simple medida le ofrece cierta protección frente a la inhalación de humo.
– Si usted o alguien de su familia está embarazada o pertenece a los grupos de riesgo: niños, ancianos, pacientes asmáticos o con EPOC, es aconsejable que salga de su domicilio y se traslade a una zona menos contaminada.
– Frente a una evacuación masiva siga las recomendaciones de la autoridad correspondiente.
– Si su piel se ha impregnado de cenizas, quítese la ropa y lávese con abundante agua tan pronto como sea posible. Retire sus lentes de contacto y lave sus ojos.
Una vez que el incendio ha sido controlado:
– Si hay cenizas en su patio, evite que sus hijos gateen y jueguen en el suelo, asimismo evite que las mascotas consuman alimentos directamente desde el suelo.
– Para limpiar las cenizas use siempre una mascarilla y previamente moje la superficie a barrer, eso evita que las cenizas se levanten del suelo y pueda inhalarlas.
– Frente a mala calidad del aire, evite la realización de actividades deportivas.
– Mantenga a mano y siempre visibles los números de bomberos, carabineros y del centro toxicológico.
– Manténgase atento a las recomendaciones de la autoridad sanitaria
Bibliografía
– Stefanidou M, Athanaselis S. Toxicological aspects of fire. Vet Human Toxicol 46 (4) August 2004.
– Goldfrank’s Toxicologic Emergencies (8th Edition). Flomenbaum, Neal E.; Goldfrank, Lewis R.; Hoffman, Robert S.; Howland, Mary Ann; Lewin, Neal A.; Nelson, Lewis S. 2006 McGraw-Hill.
– Dueñas-Laita, et al. Bases del manejo clínico de la intoxicación por humo de incendios. Med Intensiva 2010;34(9):609–619