La Agrupación de Médicos Jubilados del Colmed organizó una interesante charla sobre la tortura. La exposición estuvo a cargo del destacado médico chileno Dr. José Quiroga, co-fundador y ex director médico del Programa de Víctimas de Tortura en Los Angeles, EEUU con una larga trayectoria en esta materia.
El Dr. Quiroga, quien acompañara como médico personal al ex presidente Dr. Salvador Allende hasta el golpe de estado en 1973, llegó a Estados Unidos en 1977 para trabajar como investigador en la Escuela de Salud Pública de UCLA, fundó dos años después el grupo médico de Amnistía Internacional (AI), cuyo objetivo era documentar los casos de víctimas de tortura entre los refugiados que vivían en el país.
El reconocido médico Dr. José Quiroga realizó una profunda charla sobre su experiencia en la rehabilitación de víctimas de la tortura en EEUU y nuestro país.
Con más de 30 años de experiencia, su presentación abordó diversos aspectos sobre este flagelo que aún viven muchas personas. En este sentido el Dr. Quiroga explicó parte de lo que ha sido su trabajo en rehabilitación de víctimas de torturas. “En este proceso participa un equipo multi profesional compuesto por médicos, sicólogos, trabajadoras sociales y abogados ya que el daño que se hace es muy grande a la persona”.
A pesar de que la tortura es entendida universalmente como una cruel violación a los derechos humanos, en su rehabilitación tiene matices ya que, según el Dr. Quiroga, depende del lugar donde se encuentra la víctima. “Es distinto tratar a una víctima en el lugar donde existió la tortura o cuando ésta ha migrado a otro país agregando otras necesidades pero en lo fundamental el tratamiento salvo estos matices es similar”, explica.
En Chile se ha hecho un gran trabajo de rehabilitación y reparación con las víctimas que comenzó primero con varias ONG, sin embargo, este tema por su gravedad y masividad, debió asumirlo el Estado. “El Estado produjo el daño, fue el responsable y por eso se deben continuar entregando recursos para rehabilitación a las víctimas directas, pero además se debe incluir a la segunda generación ya que se produce indefectiblemente una transmisión del trauma. Chile está en condiciones de hacerlo”, señaló.