Recientemente el Premio Nobel de Medicina 2016, ha recaído en el Prof. Yoshinori Ohsumi Ph.D. del Instituto Tecnológico de Tokyo, por sus descubrimientos respecto a los mecanismos celulares y moleculares que regulan la Autofagia, proceso que hoy entendemos como una de las principales vías que tienen las células para eliminar y reciclar sus desechos y con ello mantenerlas saludables.
No debemos olvidar que la primera vez que se utilizó el término autofagia fue 30 años antes que Ohsumi revelara sus hallazgos bioquímicos, fue el Nobel de Medicina de 1974, Prof. Christian de Duve M.D., quien por medio de microscopía electrónica estableciera por primera vez la existencia de estas fascinantes estructuras los “autofagosomas”.
Hoy en día sabemos que, en muchas enfermedades crónicas, como el Alzheimer, Parkinson, Diabetes y Cáncer la autofagia se encuentra alterada, ya sea porque que su capacidad está reducida o bien sobreactivada. Cabe señalar que también hay un conjunto de enfermedades raras o menos frecuentes, muchas de las cuales están incluidas en la nueva Ley Ricarte Soto, en donde también este proceso representa una falla importante del organismo.
En Chile, existe un pequeño pero altamente calificado grupo de investigadores universitarios que trabajan en el tema y que lo están abordando en otras patologías como por ejemplo la obesidad, por otro lado, hay también una masa crítica de especialista clínicos (neurólogos adultos e infantiles) que se encargan de controlar eficientemente estos pacientes, a esto se suman varias fundaciones de familiares de pacientes que actúan apoyando el día a día de nuestros enfermos, los cuales hasta hace poco estaban olvidados por el Estado.
Es el momento de que las instancias clínicas y científicas comiencen a conversar sistemáticamente. Para esto está pendiente que el Estado genere mecanismos o agencias que coordinen los diferentes actores en materias de salud humana. Hacemos un llamado a poner a la investigación científica y medicina traslacional en el centro de la agenda pública, para asegurar a nuestra población los mejores tratamientos y poner a Chile en sintonía con las líneas de acción de un país desarrollado.